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Comision de Accion Cultural del FOL

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27 novembre 2006

!Vamos por trabajo genuino!

La comision de prensa del FOL realizo una primera secuencia radiofonica con datos oficiales sobre situacion laboral en Argentina en la cual se puede escuchar a un trabajador de la construccion hablando de la precarizacion laboral, y a un compañero del FOL explicando que es nuestra concepcion del trabajo genuino.

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1 juillet 2006

Lo que queremos comer y lo que no nos vamos a tragar.

Lo que queremos comer y lo que no nos vamos a tragar.      

femme_pistoletEn primera instancia, distinguimos la Cultura del Arte: hay quienes relacionan al término cultura solo con la expresión artística. Esta concepción empobrece entonces el inmenso campo de accion que ofrece lo que es en realidad la Cultura.

            En este sentido también podemos decir que sería apropiado hablar no de una cultura humana universal, sino de muchas culturas que pueden no cruzarse nunca, o convivir, enfrentarse, fusionar, mezclarse, que surgen, desaparecen o se hunden en otra. Hablar de muchas culturas es hablar de varias formas de pensar y hacer, con los códigos y símbolos que las representan.

            Esta concepción no elimina  al arte sino que lo introduce en una esfera más amplia. El arte es un componente – sensible - de la cultura, pero no el único.

            Entendemos la Cultura como un organismo vivo. La cultura creada por los hombres y mujeres resulta de una diversa serie de relaciones dentro de un contexto histórico común: es el producto material e intelectual de estas relaciones.

            Es así como la cultura atraviesa todos los ámbitos de nuestra vida social y se traduce en sus estructuras políticas, económicas, científicas, religiosas, artísticas, educativas, etc.

            Cuando hablamos de cultura como un organismo vivo consideramos que esta se encuentra, en constante cambio, transformación y adaptación.

            A un pueblo le corresponde una cultura, la cual puede tener variantes internas según los sectores que componen este pueblo. Consideramos que la cultura es parte de los factores que modelan a los individuos de este pueblo.

            Planteamos la Cultura como necesidad básica; del mismo modo que hay que saciar el hambre física, se tiene que saciar el hambre cultural. Porque un pueblo sin cultura propia es un pueblo sin historia, sin identidad, sin imaginación, sin poder creativo: es un pueblo vencido por el delirio totalitario del conformismo y de la renunciación a poder pensar y actuar de manera distinta.

            La cultura es memoria e historia, conocimientos intelectuales y prácticos, educación compartida (y no enseñada de una elite hacia la masa). La Cultura es lo que hace ejercer un pensamiento crítico, la forma que tiene un grupo dado de posicionarse frente al mundo, sus dudas y cuestionamientos, su lectura y sus certidumbres, sus actitudes y sus reacciones. Las distintas culturas se distinguen en los valores y la imaginación sobre las cuales descansan.

            Los/as grandes revolucionarios/as fueron capaces de teorizar y dar direcciones porque además de tener herramientas políticas y la capacidad de analizar su época, fueron visionarios/as, utilizando el poder liberado de su imaginación: obvio que cuando llamamos a la imaginación, no estamos hablando de la sola fantasía.

            Tener una cultura es tener un mero lugar de donde se mira el mundo, la dirección que se da para explorarlo, para construirlo, y la cultura no es de uno, es colectiva. 

            Por todo eso, la comisión de cultura del FOL pretende desarrollar la Cultura como actriz del cambio (para transformar y transformarse), como proyecto liberador en el campo intelectual y practico. Pero el hecho de que la cultura mantenga características de movilidad y renovación no implica o no es parámetro para considerar que esta se revolucione. Lo que hace a un cambio cultural revolucionario, en vez de reformista, es el hecho de que este tienda a superar los condicionamientos de las comunidades y de cada persona.

            Las acciones y trabajos que se puedan gestar en un contexto aparentemente instaurado e inamovible  muchas veces nos llevan a movernos entre las grietas y los márgenes. Lo cierto es que alejados o no de los “circuitos culturales normativos”, la cultura continua su propio desarrollo, aun más allá de la capacidad del sistema a asimilar nuevas formas y nuevas culturas.

           Consideramos que la batalla cultural se libra enmarcada en un proyecto  político y en el posicionamiento que tengamos, como seres culturales y sensibles, frente a las estrategias de opresión y explotación.

            Entendemos que en el sistema Capitalista actual los valores y representaciones culturales son siempre esquemas renovados y en constante adaptación hacia nuevas formas pero con un mismo fondo. Hay columnas centrales que se mantienen inamovibles, que no se modifican, en la que coexisten elementos y formas que se conservan estáticas por pertenecer estas a su base y su fundamento ideológico (reformas laborales sin poner en cuestionamiento la justeza del asalariado, derecho a votar de las mujeres sin un mejoramiento significativo de su cotidiano como por ejemplo la repartición de las tareas de hogar entre machos y hembras, etc.).

            La medula que atraviesa los canales Fosilizados del Sistema Capitalista se encuentra repleta de concepciones e ideas que funcionan y son dirigidos por los conceptos de lucro, opresión, explotación, y de discriminación. Estos valores son, de alguna manera,  el motor ideológico de un cuerpo con millones de cabezas que no hacen más que repetir de diferente manera, a través del tiempo, un mismo discurso.

            El capitalismo, a medida de su evolución y expansión, hizo perder a muchos pueblos todas sus raíces; fomento la amnesia de los oprimidos en particular como los pueblos originarios y la clase trabajadora, despojándolos de sus culturas, dándolas una dimensión folklórica o romántica; haciendo de sus figuras históricas unos mitos flojos sin impacto mas que comercial, pegándolas en cualquier eslogan o remera, transformando nuestras ideas políticas sedientas de justicia social en enemigas de la democracia, en terroristas…

            Al nivel semántico, el capitalismo relego la palabra cultura al entretenimiento, a una estafa consumista; y al nivel intelectual y social, a la aniquilación de nuestra capacidad a pensar, a criticar, a imaginar, y a crear.

            Pero: ¿Cuáles son entonces los rostros que nos educan con sus muecas siniestras en esta realidad?

            Gestos de políticos/as, abogados/as, religiosos/as, empresarios/as, policías, burócratas, periodistas, científicos/as, profesores entre otros son la mayoría de las veces las caras visibles del sistema.

            También: nuestra clase reproduce estas muecas sociales mediante el discurso machacado por los medios de comunicación masivos, y la educación estatal entre otro que son ni más ni menos que unas de las herramientas - aunque tengan fallas - de la burguesía para lavarnos el cerebro.

            

Otros cuerpos otras caras: ¿Escupir, tragar o  brindar?

            ¿Que seria la cultura popular?

            ¿Existe o hay que construirla?

            ¿Es buena en si o hay cosas que corregir?

            ¿No seria más eficiente hablar de una cultura contra hegemónica?

            ¿Se puede tomar apoyo sobre lo que ya existe de oposición y prolijidad dentro de la cultura popular al mismo tiempo que se combate las prácticas viciosas?

            Surgen, desde los/as oprimidos/as y explotados/as, iniciativas culturales nuevas y autónomas (independiente de toda maquinación estatal, capitalista o religiosa). Los ejemplos más fáciles de entender se enmarcan en el arte: el Hip Hop (o el punk ponele…), como el jazz en otra época, surgió del sector marginado de la sociedad.

            Pero estos ejemplos no se encuentran solamente en la expresión artística: la existencia de un pueblo se reconoce entre otras cosas por su propio idioma. De la misma manera que los pueblos originarios reivindican el uso y enseñanza de su propio idioma frente al imperialismo totalitario, la clase trabajadora reinventa su idioma: lo hizo en Buenos Aires con el lunfardo, y mas recientemente en EE. UU. mezclando el ingles de los/as norteamericanos/as, el castellano de los/as suramericanos/as, y el japonés. ¿Podemos entonces hablar de una cultura de clase como hablamos de la cultura de un pueblo? ¿El hip hop o el lunfardo son rescatables en si o poseen un contenido criticable? ¿Una nueva práctica cultural autónoma se puede despojar totalmente de los códigos y símbolos del sector que la género? ¿No hay nada de revolucionario o por lo menos rescatable ante una práctica cultural autónoma?

            Las practicas culturales autónomas confirman la teoría de la cultura como un organismo vivo capaz de desarrollarse y evolucionar por si mismo lo cual no significa que sean siempre de carácter revolucionario o de contenido totalmente rescatable: dependerá de nosotros/as también la posibilidad a incluirlo en un proyecto de emancipación de la clase trabajadora.

            Sabemos que conocer y desarticular las bases culturales capitalistas es una gran tarea a la cual dedicamos nuestras acciones, nuestra política y nuestros sueños.   

            Inmersos también en este contexto no nos negamos a ninguna expresión cultural porque creemos que allí se mantiene la identidad individual y colectiva de un modo de pensar y construir realidades.

            La construcción de realidades y la fuerza del imaginario cultural dejan en evidencia como día a día el poder cultural es un ámbito más, tan importante como lo económico o político apto para trabajar desde un carácter  revolucionario y crítico.

            ¿Cuantos movimientos culturales desarrollaron cambios sociales?

            El movimiento contracultural yankee de los 60 y la teología de la liberación son dos ejemplos de una multitud de iniciativas y experiencias culturales revolucionarias que le regalaron más de una cicatriz al enemigo, y herencias a los sectores en lucha.

            La cultura es un lugar importante y la formación dentro de nuestra clase es necesaria. La comisión de cultura del FOL entiende devolver sus funciones políticas y sociales imprescindibles. Tenemos que forjar y afirmar los valores que quieren construir nuestras organizaciones y demostrar que el proyecto que desarrollamos es el que corresponde a la emancipación de nuestra clase y al cambio social que queremos.

            La democracia parlamentaria, burguesa, quien siempre nos busca someter, se dio la tarea de fomentar la “ciudadana actitud”, oponiéndola a la “delincuencia actitud”, gracias a programas insercionistas, partipacionistas, patrimoniales, territoriales, etc., conduciendo la cultura a su peor destino: un regulador social.

            La cultura no es una mercadería intercambiable para divertirse, pero tampoco es una maquina para fabricar ciudadanos dóciles: queremos luchadores sociales, no demócratas sometidos. Ausente de libertad, el sistema coarta la esencia misma de la cultura.

            En el contexto de hoy la Cultura del Sistema Capitalista delimita de un modo opresivo el desarrollo de resistencias culturales (ej. la ley de radiodifusión) condicionando sistemáticamente las necesidades creadoras de los hombres y mujeres, imponiendo a través de la “cultura de masas” un arte evasivo o de entretenimiento.

            Sabemos que la “cultura de masas” tiende a estancar los modos de conocimiento  imponiendo un modelo cultural  basado en el consumo y explotación.

            La burguesía no solo nos robo el fruto material de nuestro laburo, sino también nos priva de la herencia intelectual y practica, poniéndonos en el lugar de la ignorancia, imponiéndose no solo con represión, sino también con desprecio, infraestructuras de expertos y lenguajes especializados, que solo una elite pueda entender, y encontrando por la misma, otro lugar de exclusión cuyas victimas somos nosotros. También, valoriza la mediocridad a través de los medios de comunicaciones masivos tal como los programas de televisión donde cada uno/a compite para ser más ridículo/a que el/la otro/a.

            El poeta Aldo Pellegrini decía con auténtica lucidez que la “opinión publica”, sentido común creado por los grandes medios de comunicación, es la voz de la gente sin opinión.

            Los/as promotores/as de la cultura capitalista se valen a los grandes medios de comunicación posicionándose como formadores de opinión  frente a un “publico” preso de sus ideas.

            En los diarios, la televisión, la radio, el cine se debate día a día la hegemonía del discurso público, los medios de comunicación de “masas” dan forma  a esa masa, plasman su imaginario y la conciencia pública, constituyendo sentidos y gustos que responden a los intereses de su propia clase, la clase explotadora.

            Desde la Comisión de la cultura del FOL denunciamos y nos oponemos a toda política que lleve a condiciones de desigualdad y exclusión, negando a millones de personas la posibilidad y el derecho a la alimentación en todas sus concepciones.

            Consideramos que el alimento que nos sirve la cultura capitalista de masa, se delata por su hedor, desde hace mucho tiempo sabemos que no solo esta enlatado sino que también es un comida totalmente vencida.

            No queremos tampoco de un arte elitista de 5 genios/as que solo se mira en los museos y galerías: EL ARTE SE HACE CONSTANTEMENTE Y POR TODOS/AS.

            La comisión de cultura del FOL apunta a laburar la cultura y el arte en la calle, en nuestros barrios, desde nuestros lugares de militancia.

            Nos fue bastante difícil salir de la problemática cultura burguesa/cultura popular sin confundirnos en cultura nefasta/cultura benéfica. Vemos que si bien un montón de valores nefastos pertenecen a la lógica capitalista, burguesa - y apuntamos a destruirlos totalmente -, existe por lo tanto una herencia cultural e intelectual de cualidad: conocimientos científicos, arte, etc. Junto a los medios de producción, apuntamos a recuperar esta herencia que nos usurpo la burguesía y hacerla nuestra. Estas discusiones nos impidieron avanzar a veces, pero también nos mostraron todas las confusiones que teníamos que superar para lograr una reflexión justa.

            Somos el sector al que se le niega la oportunidad de fomentar y producir por nosotros/as mismos/as y para nosotros/as. Queremos ser actores y actrices de nuestra historia, sentirnos parte de la aventura y no solo público. Queremos embarazarnos de todas las ideas.

¿No se van a ir sin un postre?

            Hablar de una sociedad en donde comer es una guerra o, en el mejor de los casos, un lujo, es hablar de una sociedad sin ambiciones culturales, una sociedad que se opone a la cultura y el desarrollo de los hombres y mujeres que la componen.

            En un orden de prioridades la necesidad física, y los condicionamientos que se apliquen sobre esta, deben ser superados para que exista un desarrollo cultural real y para el beneficio de las personas.

            En el arte específicamente se manifiesta la necesidad de creación y renovación de toda persona y de la sociedad.

            Desde aquí damos la bienvenida al arte en todas sus disciplinas y manifestaciones como modo de conocimiento. Este nos permitirá, crear y experimentar los planes de la nueva sociedad sobre esta realidad.

            Luego vendrán nuevos avances y nuevos logros, una vez creadas las condiciones del cambio, nuevas necesidad crearan nuevas formas de ver y de sentir.

            Si concebimos al arte como una necesidad más del organismo social podemos considerar que debería ser satisfecho, así como el hambre de índole física, nuestra hambre cultural, hambre del espíritu, de la sensibilidad y de imaginación.

            Cuando hablamos de arte consideramos a este como un modo óptimo para el desarrollo de conocimiento íntimo y colectivo  ya sea por la vía racional, intuitiva o sensorial.

            El arte entendido como un medio para la reflexión y el cambio tiende siempre a la construcción de nuevas ideas y en consecuencia, de nuevas realidades.

            Lo alentador es que en las entrañas del imaginario cultural contra hegemónico aún se conserva el germen de los nuevos conceptos y las formas que experimentaron los visionarios del pasado, quienes se resistieron, igual que nosotros/as, a las formas opresivas de este sistema.

            Por eso creemos que no todo es un construir desde la nada, sino que retroalimentando el trabajo y las ideas de quienes nos precedieron y valiéndonos de la palanca de la imaginación nos será posible violar la puerta de la nueva s@ciedad.

            No solo queremos ir hacia lo conocido sino que también nos interesa el llamado y las señales de lo des-conocido. Allí donde nos desconocemos es de donde surgirá el nuevo arte y las nuevas relaciones sociales, nos sorprenderá la Palabra que edificará los verbos inéditos emitidos desde nuestra propia voz:

¡el Hombra nuavo se aproxima!

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  • El Frente de Organizaciones en Lucha agrupa a organizaciones de desocupados en Argentina y lucha por el cambio social. La CAC esta abierta a la participacion de cumpas de las organizaciones del FOL, de estudiantes, profesionales y militantes de la cultura
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